El
17 de marzo pasado se llevó a cabo un Taller Vivencial "Innovando tu Ser Líder" con la idea de rescatar tu Líder interior con
procesos de coaching ontológico. Una experiencia maravillosa, donde lo teórico
se transformó con las experiencias lúdicas y vivenciales de todos los
participantes.
Me
encontré con un muy buen equipo de trabajo que realmente deseaba reconocer su
liderazgo y salir de su zona de confort. Me encantó compartir con un grupo de
profesionales, estudiantes y emprendedores un entrenamiento vivencial que según
ellos les marcó un antes y después. Gracias equipo por comprometerse, por
estar, por participar y por permitirse a cada uno de ustedes reconocer su
"Ser Líder" con la llave de las oportunidades.
Puedo
reconocer que mis valores como líder forman parte de mi Ser y Persona, no me
abandonan a la hora de ser un Líder y entiendo que mi accionar influirá en
otros y es por tal motivo que los líderes tendrán un gran compromiso personal y
social. Considero que los valores más importantes que son parte de mi Ser,
Persona y Líder y se aproximan al:
Respeto:
Disposición para identificar y aceptar
las diferencias, legitimando al otro desde su ser, sus criterios y actuaciones.
Responsabilidad:
Habilidad de responder ante los retos propuestos, generando confianza y
credibilidad. Facultad de interactuar,
comprometerse y aceptar las consecuencias de un hecho libremente realizado.
Integridad:
Coherencia entre lo que se dice, se siente y se hace, haciéndonos confiables
para los demás e íntegros con nosotros mismos; incrementando la habilidad
personal del “yo consciente”.
Identidad:
Sentimiento de pertenencia que nos permite tener una visión en común
aprovechando las divergencias a favor de todos.
Trabajo
en Equipo: Participación activa y creativa para el logro común de nuestra misión,
desde la gratitud y alegría, legitimando nuestras competencias.
Recato
una frase de Maturana sobre el tema valores y la comparto para estos jóvenes y
todo aquel que aspire a ser Líder: “En esta cultura vivimos con la atención
puesta en el resultado, no vemos el proceso, queremos la culminación, la meta,
el logro. El proceso no nos interesa, no nos importa. Cuando miramos el proceso
nos damos cuenta que el resultado nunca es un fin, es un momento del proceso,
cada instante está resultando de los anteriores. En el proceso es cuando
estamos viendo a las personas no en el resultado."
La persistencia de la "pared invisible": las mujeres tienen bajo acceso a los directorios
La agenda de la equidad género está
en el centro de la política mundial y en los últimos días cobró también
una renovada relevancia en
el plano local, luego de que el presidente Mauricio Macri mencionara en su discurso
de apertura de sesiones en el Congreso Nacional que pretende avanzar en
políticas orientadas a la igualdad
salarial y licencias
por paternidad. Mientras en el Ejecutivo decidieron tomar estas banderas, este 8 de
marzo cientos de personas
marcharán una vez más en diversas ciudades del país para pedir
el fin de la violencia y la
discriminación contra las mujeres en todos los ámbitos, incluso el
laboral.
Una de las consignas que los
movimientos feministas llevan como estandarte es que el trabajo doméstico no remunerado no
es "una muestra de amor", como indica la creencia popular que
sigue asignando mayor carga sobre
esos quehaceres a un solo género.
Si bien cada vez más hombres
comparten estos deberes, un estudio reciente en la Ciudad de Buenos Aires
reveló que ellos le dedican a esas tareas la misma
cantidad de tiempo desde hace 10 años (menos
de 2 horas por día), cuando en 2016 más del 90% de las porteñas aseguraron
invertir en ello tres horas y media por día.
Para algunos expertos hay una
correlación directa entre los prejuicios -que
asignan a un solo género una responsabilidad primaria- y las
diferencias que se encuentran en el mercado laboral.
"La responsabilidad desproporcionada sobre el tipo de trabajo no remunerado impacta negativamente limitando las oportunidades de las mujeres -ya sea de educación, empleo, participación política o descanso y ocio- y se erige como un obstáculo tanto para el empoderamiento económico como para el disfrute de sus derechos en igualdad de condiciones", señaló Cecilia Giordano, CEO de Mercer y Co-Chair de Argentina de la Iniciativa de Paridad de Género Público - Privada.
"La responsabilidad desproporcionada sobre el tipo de trabajo no remunerado impacta negativamente limitando las oportunidades de las mujeres -ya sea de educación, empleo, participación política o descanso y ocio- y se erige como un obstáculo tanto para el empoderamiento económico como para el disfrute de sus derechos en igualdad de condiciones", señaló Cecilia Giordano, CEO de Mercer y Co-Chair de Argentina de la Iniciativa de Paridad de Género Público - Privada.
Es por esta disparidad que al fenómeno de la
inserción femenina en el mundo del trabajo se la conoce como una "revolución estancada".
"El tiempo que insumen las
tareas domésticas y de crianza, sumado al que las mujeres dedican al mercado
laboral, resulta en una doble
jornada de trabajo que es un fiel reflejo de la pobreza de tiempo femenina",
opinó Gala Díaz Langou,
directora del programa de Protección Social de CIPPEC.
Más aún, aseguró que los datos que
posee este organismo dan cuenta de que en la Argentina la familia tipo ya no
predomina, y se asentaron las familias ensambladas, monoparentales, homoparentales,
entre otras. "La generación
de ingresos también evolucionó, ya no es norma el esquema de padre
proveedor y madre exclusivamente cuidadora. Sin embargo, las políticas públicas no acompañaron estas
mutaciones", reflexionó. "Los esquemas laborales, de cuidado,
educación y transferencias siguen
asignando roles por género",
completó Díaz Langou.
Grietas en el
techo
Las estadísticas muestran que la pobreza, la desocupación y la desigualdad salarial tienen, en general, "cara de mujer". Podría esperarse que las de mayor calificación tengan un mejor pasar que el promedio. Pero al analizar la situación en más de 400 grandes empresas en Argentina, la consultora Mercer concluyó que las diferencias permanecen en ese segmento.La participación de la fuerza laboral femenina creció en todos los niveles entre 2012 y 2017, pero su representación disminuye a medida que se escala en la jerarquía: ocupan 15% de los cargos de dirección, 27% de las gerencias y 28% de las jefaturas.
Las estadísticas muestran que la pobreza, la desocupación y la desigualdad salarial tienen, en general, "cara de mujer". Podría esperarse que las de mayor calificación tengan un mejor pasar que el promedio. Pero al analizar la situación en más de 400 grandes empresas en Argentina, la consultora Mercer concluyó que las diferencias permanecen en ese segmento.La participación de la fuerza laboral femenina creció en todos los niveles entre 2012 y 2017, pero su representación disminuye a medida que se escala en la jerarquía: ocupan 15% de los cargos de dirección, 27% de las gerencias y 28% de las jefaturas.
Las mujeres detentan sólo el 6%
de las gerencias generales y en ese puesto se detecta la mayor brecha
salarial, que asciende al 12%. La encuesta de remuneraciones de
Mercer en 2017 mostró que "la diferencia salarial en
favor de los hombres se observa en todos los niveles de
la organización". La consultora asegura que a nivel local las directoras
cobran un 9% menos que sus pares masculinos, las gerentas un 6% menos, y las
supervisoras un 4% abajo.
La industria de energía es
la que tiene menos participación de mujeres en todos los niveles. Y
las gerentas generales, como si fueran una rara especie,
se encontraron en empresas de sólo cuatro industrias: Ciencias de la vida,
Consumo Masivo, Seguros y Servicios No financieros.
Tampoco los directorios de
organizaciones parecen haber sido terreno fértil para impulsar a las
profesionales. Un reporte reciente de GrantThornton, mostró que la cantidad de
empresas que incorporan al menos una mujer en su cúpula directiva
son el 58%, y ellas ocupan el 23% de los roles; esto es
cinco puntos más que en 2016, pero todavía debajo del promedio regional (30%). Tamara Vinitzky,
Socia de KPMG Argentina y Co-Chair del organismo que reúne a directoras y
ejecutivas C Level, Women Corporate Directors (WCD) Capítulo Argentina,
reconoce estas disparidades.
"Hace 50 años las mujeres casi no participaban de los altos cargos, su existencia en las empresas era básicamente en puestos de secretaria. Hoy su participación en directorios es muy poco significativa y por eso tenemos un trabajo muy importante por delante, para que en los años que vienen su presencia en los altos mandos se vaya fortaleciendo", le dijo a iProfesional. Es decir, en la medida en que no lleguen a puestos intermedios que les permitan ejercitar su capacidad de toma de decisiones, pensamiento analítico, liderazgo, etc., es muy difícil que luego puedan encontrarse candidatas que representen un buen "fit" para un puesto de gerencia general o dirección.
"Hace 50 años las mujeres casi no participaban de los altos cargos, su existencia en las empresas era básicamente en puestos de secretaria. Hoy su participación en directorios es muy poco significativa y por eso tenemos un trabajo muy importante por delante, para que en los años que vienen su presencia en los altos mandos se vaya fortaleciendo", le dijo a iProfesional. Es decir, en la medida en que no lleguen a puestos intermedios que les permitan ejercitar su capacidad de toma de decisiones, pensamiento analítico, liderazgo, etc., es muy difícil que luego puedan encontrarse candidatas que representen un buen "fit" para un puesto de gerencia general o dirección.
Vinitzky expresó que "las
corporaciones globales tienen claro que losdirectorios diversos son
clave para el negocio. El desafío es incorporar
políticas que resulten realmente efectivas a la hora de promover
mujeres a posiciones de toma de decisión".