Desde setiembre vengo desarrollando una actividad de coaching para logros direccionado al entrenamiento de Pymes, Jóvenes Profesionales y Emprendedores con muy buenos resultados. Se trata de encuentros dinámicos y reflexivos para generar autonomía, compromiso a través de la acción y la palabra, autoconocimiento y eliminación de miedos e incetidumbres para alcanzar sueños, logros y liderazgo. Las sesiones pueden ser individuales y/o grupales con agenda previa en oficinas en Lomas de Zamora y CABA, Parque Patricios. También se pueden realizar a través de asistencia remota online. Para más información enviar mail a: coleluyeecoaching@gmail.com ó Wtspp:1141800953 Fono: 4306-3254 Evento Anual: https://www.facebook.com/events/247692662597669/
Conviviendo con los
robots, del miedo y el conflicto a la sana interacción
Retrocedamos el reloj un año atrás, o dos, o tres. La
humanidad comenzaba a enfrentar un nuevo desafío, un nuevo temor salido de las
páginas de la ciencia ficción, y que repentinamente aparecía en nuestras vidas,
amenazante.
¿Una nueva guerra, una epidemia, una crisis económica? No
(aunque esas parecen estar siempre en el horizonte). El peligro era la inteligencia
artificial. Los bots. Los robots. En nuestra era de inestabilidad económica y precariedad
laboral -una de las características esenciales del mundo VICA-, lo que más nos
angustió era la posibilidad de que esta vez los robots vinieran no por nuestra
libertad, o por nuestras vidas, sino por nuestros trabajos y empleos.
La inteligencia artificial (también llamada IA, ó AI por sus
siglas en inglés), era un monstruo desconocido, una sombra lejana pero
amenazante. Y ya se sabe cómo somos y actuamos los humanos ante lo desconocido:
miedo y rechazo, pánico y agresión.
Sin embargo, las cosas parecen estar cambiando. En lugar de
entrar en pánico, los humanos estamos poniendo a trabajar lo mejor de nosotros:
la inteligencia natural y la curiosidad. Sí, muchos hablan sobre los peligros.
Sobre "El día en que un software llamado AlphaGO le ganó al campeón
mundial de GO".
Pero en ese acercamiento a lo que nos atemorizaba, empezamos
a ganar un nuevo entendimiento, una nueva conciencia y aprendimos sobre el
tema. Las palabras "algoritmo", "machine learning",
"deep learning", "big data", "interface",
"chatbot" dejaron de parecernos lejanas e indescifrables. Aprendimos
a pronunciarlas, a entenderlas, y en algunos casos, a manejarlas.
Y si bien es cierto que AlphaGO le ganó al campeón de GO, no
menos cierto es que detrás de AlphaGO hay muchos humanos optimizando el
programa. La victoria de AlphaGO no fue la victoria de un software sobre un
humano. Fue la victoria de un software más un grupo de humanos, sobre un humano
que trabajaba solo. Y ese es el gran punto.
Las máquinas son claramente mejores que los humanos en
muchas cosas. Sobre todo procesando números, evaluando bases de datos,
levantando objetos pesados, haciendo tareas poco higiénicas y moviendo
elementos con precisión. Muy posiblemente el trabajo repetitivo y sin valor
agregado será el que estará en peligro. Pero los seres humanos somos mejores
resolviendo problemas, haciendo abstracciones, generalizando, pensando
creativamente utilizando el sentido común y empatizando.
Sin dudas, habrá una interacción cada vez mayor entre el
hombre y la máquina. Se sustituye lo automatizable pero ningún robot tiene sueños,
ilusiones o emociones, ni empatía ni sentido común.
Es aquí donde la invitación es a profundizar en el concepto
de "Convivencia Tecnológica". Es decir, los mejores resultados se
obtienen cuando los humanos trabajamos "con" las máquinas. No
"contra", ni "con miedo a".
Los múltiples ejemplos que demuestran que empezamos a
transitar este camino, los encontramos desde la medicina hasta la publicidad,
pasando por los más diversos campos de la actividad humana.
Como muestra, los exoesqueletos que Ford Motors desarrolla
para ser usados por sus operarios en las líneas de montaje. Con estos
esqueletos externos (apodados "Robocop"), que ayudan a alivianar la
carga de las maniobras apoyándose en el cuerpo de los operarios mientras
realizan maniobras que exigen estirar la columna, levantar el cuello y brazos
al techo, o usar taladros de gran peso, la compañía espera mejorar la
productividad, y disminuir el cansancio y heridas en sus empleados.
La inteligencia artificial está aquí para quedarse. Pero no
viene a condenarnos, sino a ayudarnos, a habilitarnos. Y nosotros podemos
ayudarla a ayudarnos. Tal vez la clave esté en comprender que comenzamos una
era de convivencia y colaboración en la que cada una de las partes (humanos y
robots) nos potenciamos mutuamente. No tengo dudas de que lo mejor está por
venir.
Por: Alejandro Melamed 2/9/2018 Consultor en Innovación Disruptiva en Recursos Humanos- Autor de El Trabajo del Futuro y El Futuro del Trabajo
Próxima Actividad Formativa Octubre
Los invito el 27 de octubre a mi nueva actividad formativa.
Por: Alejandro Melamed 2/9/2018 Consultor en Innovación Disruptiva en Recursos Humanos- Autor de El Trabajo del Futuro y El Futuro del Trabajo
La Inteligencia
Emocional en América Latina
Durante
una reciente gira de conferencias en América Latina, hablé con muchas personas
sobre el estado de la inteligencia emocional en sus países y en qué medida las
empresas utilizan la IE. Uno de mis
anfitriones en Chile describió a la IE como "engañosa" y expresó el
deseo de un mejor equilibrio entre trabajo y vida en su organización para
evitar que las personas lleven sus problemas a la oficina (y viceversa). Otros
compartieron la necesidad de un equilibrio emocional, citando a líderes que no
escuchan y se vuelven "verbalmente
violentos".
Por supuesto, estos problemas no son exclusivos de América
Latina: muchos de los desafíos que se enfrentan en esa región también existen
en los Estados Unidos y en todo el mundo. Por ejemplo, como los Estados Unidos,
muchos países latinoamericanos siguen desequilibrados en las oportunidades de
negocios y liderazgo para las mujeres. Las mujeres continúan recibiendo
ingresos más bajos que los hombres realizando la misma tarea, a pesar de que la
legislación prohíbe la discriminación de género.
Si bien estos desafíos pueden parecer desalentadores, confío
en que el futuro de los negocios, tanto en América Latina como en el mundo, es
brillante. Cada vez que viajo, me encuentro con muchos profesionales que han
hecho de la inteligencia emocional una parte esencial de sus organizaciones. En Buenos Aires conocí a Gabriela, líder de
RRHH en la sucursal regional de una compañía farmacéutica global. Al crear
valores organizacionales compartidos (a través de un liderazgo inspirador) y al
contratar y promover líderes que ejemplifican esos valores, su empresa ha
encontrado un éxito inmenso.
Sus valores organizacionales incluyen fomentar una base
compartida de confianza y respeto mutuo (la competencia de la IE: empatía),
cultivar un entorno que promueva la colaboración (trabajo en equipo) y
desarrollar empleados en todos los niveles (coach y mentor). Las mujeres tienen
al menos un tercio de los roles de liderazgo y algunos equipos son
completamente femeninos. Como resultado de estos y otros esfuerzos
relacionados, la organización ha sido constantemente clasificada como uno de
los mejores lugares para trabajar en Argentina.
Durante el almuerzo en Santiago, Chile, conocí a Fernando,
un Gerente de Capacitación en una joven empresa de telecomunicaciones que ha
tenido un inmenso crecimiento. Describió los negocios en Chile como
generalmente "conservadores y convencionales". En marcado contraste,
su organización combina la cultura inspirada en Silicon Valley con la
inteligencia emocional.
La organización de Fernando tiene una cultura y comunicación
horizontales: no hay una jerarquía más allá de gerentes y especialistas, y es fácil
acceder a los miembros superiores con aportes y nuevas ideas. Esto fomenta
fortalezas en la conciencia e influencia organizacional. La información también
está ampliamente disponible para los empleados para que puedan tomar decisiones
rápidamente, lo que requiere una base de confianza. Y esta apertura se extiende
a los valores de la organización, que incluyen un compromiso con la igualdad
salarial, dar la bienvenida a la comunidad LGTB y el objetivo de lograr una
división de género de 50/50 entre los puestos de liderazgo, mucho más
progresista que muchas otras empresas en la región.
La empresa también se sometió recientemente a un programa de
desarrollo de liderazgo que ayudó a los empleados a desarrollar una práctica de
atención plena. Fernando compartió que la atención plena ha permitido a las
personas aprender a identificar y hablar sobre sus emociones (lo que ayuda con
la autoconciencia emocional). Con frecuencia ve a personas sentadas en sus
autos, practicando la atención plena por unos minutos antes de entrar a la
oficina. Esta práctica ayuda a equilibrar la resiliencia de los empleados con
el intenso ritmo del desarrollo tecnológico, tan vital para el éxito continuo
de la empresa.
Sin embargo, a pesar de su éxito, estos equipos no
representan la norma en América Latina (o en cualquier otro lugar). Pero a
medida que las compañías emocionalmente inteligentes continúan encontrando el éxito,
creo que estos valores y prácticas se difundirán en todo el mundo de los
negocios. Fernando planteó que las empresas deberían "impulsar la
transformación social a través del trabajo". Estoy totalmente de acuerdo.
Las organizaciones que fomentan los valores compartidos y trabajan para crear
un cambio positivo pueden hacer avanzar la aguja en formas que la legislación
por sí sola no puede.
Publicado por Daniel Goleman el 03 de octubre 2018Próxima Actividad Formativa Octubre
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